miércoles, 13 de mayo de 2009

Ruedas y Roedores

Como últimamente se ha perdido un poco la esencia de éste, su blog, debido a mi inestabilidad anímica y EMO-cional decidí que ya era hora de postear sobre algo repugnante...

No se preocupen, la verdad es que escribir acerca de mis sentimientos y filosofía personal ha sido verdaderamente terapéutico; por lo que también decidí no dejar de hacerlo, De manera que éste pequeño espacio revelador de escatológica información se verá también aderezado por mis esporádicos arranques de profundidad. Concluí que eso haría al blog aún mas contrastante.

Por eso el día de hoy les traigo un homenaje al sistema de limpieza de calles de nuestra maravillosa ciudad de la esperanza (A.K.A Barrenderos).

La semana pasada luego del justo y necesario regreso a clases (Yo ya estaba harto del encierro como pueden darse cuenta en el post anterior), el maestro de procesos decidió adelantar la entrega del proyecto final.

Luego de la obligada expresión generalizada de descontento por parte del grupo y de una negativa tras otra por parte de nuestro mentor para cambiar la fecha de entrega mi equipo y yo decidimos que para terminar el monstruoso proyecto a tiempo teníamos que ponernos a trabajar desde ése mismo día.

Como han de suponer no llevábamos nada hecho hasta ese momento, de modo que el pánico se apoderó de todos. Luego de transmitir culpas a terceros y de la colectiva mentada de madres con fines terapéuticos, decidimos ir a trabajar de inmediato a la casa de quién quedara más cerca de la facultad.

Llegamos a la casa de un amigo (al que de ahora en adelante llamaremos "Gorbachov") al tiempo en que su progenitora iba saliendo en su coche por la puerta del garage con una peculiar advertencia:

Se metió una rata a la casa, ahí se encargan... Y sin más partió.

Cabe mencionar que nuestro equipo consta de 5 personas de las cuales 3 son mujeres que, como han de suponer se negaron a siquiera entrar a la casa hasta que no nos encargáramos del inesperado visitante.

Malhumorados y estresados, Gorbachov y yo localizamos al roedor atrincherado en una jardinera del patio y comenzamos a discutir ideas para darle mate.

- ¿No tienes un bat o una tabla? - Sugerí de manera práctica.
- Si los hay, pero mejor resolvamos esto de forma más civilizada - Replicó mi amigo con cierto desdén.

Entró a su casa mientras yo me quedé esperando en el patio para vigilar que la rata no cambiara de posición, lo cual de cualquier modo resultaba poco probable pues la Rottweiler que cuida de la residencia mantenía bien amenazada a la intrusa con sus ladridos. Cuando empezaba a ponerme de malas por el incesante ruido que provocaba la perra, mi amigo salió de su casa con un revolver de salvas en la mano.

Me ahorré mis comentarios y me alejé para no ser aturdido por el ruido del arma no-letal de Gorbachov quien luego de algunos tiros fallidos consiguió asustar al roedor.

La persecución fue memorable, la rata corrió por todo el patio con la perra tras de ella, al tiempo que Gorbachov "toreaba" al dúo animal todavía portando el revólver cargado y sin seguro. El movimiento llamó la atención de nuestras compañeras que aún se encontraban afuera de la casa quienes al percatarse que la rata estaba procurando su escapatoria, gritaban cada que la veían acercarse.

Aquellos gritos fueron tan escalofriantemente ensordecedores que cualquier descripción se quedaría corta. Para que se den una idea puedo decir que cada que la rata se acercaba a la puerta los berridos de éstas mujeres la hacían regresarse por donde venia.

Yo observaba la peculiar escena con una mezcla de incredulidad y diversión, mis ojos no creían lo que veía y mi ser no pudo hacer otra cosa que reír; Luego de varios gritos y retornos de la rata mi amigo salió por la puerta y alejó a las compañeras de la escena al tiempo que me ordenaba a gritos que controlara a la perra.

Una vez tuve sujeta a la perra y la rata tuvo camino libre para abandonar su penoso encierro, mi amigo afinó la puntería y le propinó un certero tiro cerca del cuello justo en el momento que la rata salía de su casa.

La muerte fue instantánea. El roedor quedó finado cerca de la banqueta de su garage.

Como mi amigo es fanático de llevar un archivo fotográfico de todas sus hazañas, ésta no podía ser la excepción de modo que sacó foto del cadáver para presumir a todos su asombrosa puntería.


Macabro retrato del pequeño intruso instantes después de su muerte

Dado que el problema de la rata ya estaba resuelto y no había realmente necesidad ni mucho menos disposición para cambiarla de lugar dejamos el asunto ahí y procedimos a trabajar en nuestro proyecto. Como no había deberes inmediatos para el día siguiente nos quedamos trabajando hasta muy tarde y finalmente tuve que quedarme a pernoctar en el hogar del hospitalario Gorbachov.

A la mañana siguiente al salir rumbo a la facultad vimos esto:


Lo primero que pensamos fue "El departamento de limpieza no está haciendo debidamente su trabajo" y sin darle mucha importancia continuamos nuestro camino hacia nuestra amada Alma Mater.

Las fotos anteriormente mostradas fueron tomadas el jueves y viernes pasados respectivamente, pero hoy 13 de Mayo, al ir de nuevo a casa de Gorbachov para darle los toques finales al proyecto antes mencionado (la entrega es mañana), comprobamos lo que inicialmente fue un satírico comentario.


¿Alguna vez secaron una flor con un periódico y un directorio telefónico enorme?, algo similar sucedió con el roedor

¿Donde te encuentras?, ¡Oh mi salvador naranja con escoba de ramas secas!

sábado, 2 de mayo de 2009

Experiencia Cercana a la Muerte

Antes de hablar acerca de lo que el título del post sugiere, quiero hacer una breve semblanza de lo que ha acontecido en mi vida en los últimos meses. No se preocupen, sí hay una experiencia cercana a la muerte en ésta historia; una experiencia cercana a mí muerte.

Los últimos 2 meses han sido un verdadero suplicio para mí. Todos aquellos que hayan terminado una relación larga sabrán lo difícil que es el proceso de superación y el dolor que éste conlleva. Pues como se habrán dado cuenta, si es que leen éste su blog con cierta regularidad, acabo de terminar una relación de 3 años y medio.

Los primeros días no fueron tan malos, debo admitir que sentí cierta libertad luego del temido cortón. No una libertad para correr hacia otras mujeres en busca de placeres vanales, eso no es algo que yo haría, no es algo que me sienta tentado de hacer, simplemente no está en mi y siempre he creído que los que recurren a ello tienen una gran cobardía e inseguridad respecto de sí mismos. Me refiero a una libertad en la que no me sentía obligado a un compromiso.

Luego comenzó a pegarme más duro, comencé a sentirme sumamente solo y a perder el interés en todo lo que me rodeaba. No abandoné mis prioridades pero si me empezó a costar más trabajo concentrarme e incluso disfrutar actividades de esparcimiento, como tocar la guitarra o salir con mis amigos.

Finalmente toqué fondo; dejé de comer, perdí el interés en toda actividad académica y recreativa, me costaba demasiado trabajo dormir, no había en mi mente otra cosa que no fuera ¿Porqué?. Analizaba todo; lo que pasó, lo que se perdió, los problemas que ya teníamos, lo que ella estaría pensando, mis propios miedos e inseguridades, los de ella, cómo salir adelante. En fin.

Lo primero que hice para terapearme a mi mismo fue contar mis penas. Siempre he valorado mucho mi privacidad de modo que no di demasiados detalles acerca del rompimiento; más bien comencé una búsqueda de respuestas en las experiencias de los demás, pues a pesar de que ya había pasado por el rompimiento en una ocasión anterior, es la primera vez que enfrentaba algo que había durado tanto.

Saqué lo primero positivo de esto al comparar todas las historias que compartieron conmigo, sobre todo me ayudó a darme cuenta que fui realmente afortunado con mi relación y que muchas otras relaciones habían terminado de manera tormentosa, por motivos muy fuertes y hasta forzando las cosas; de modo que di gracias al darme cuenta que mi relación hasta en el momento más oscuro fue buena.

Otra cosa es que me di cuenta que los amigos y la familia son el mejor primer paso para salir adelante pues dentro de mi soledad miserable, me di cuenta que a pesar de haber descuidado a muchas buenas amistades, éstas seguían ahí y me abrían su corazón para entender mejor como ponerle un curita al mío.

He aprendido mucho sobre mi mismo en estos días de enclaustramiento forzado, me he dado cuenta de muchas cosas buenas y malas pero para no agobiarlos no discutiré más acerca del asunto e iré de lleno a lo prometido.

Dentro de este pesar de 2 meses, como todos sabrán hay días buenos y días malos y resulta que hoy estaba siendo un día particularmente malo.

Aburrido.
Enclaustrado por las pendejadas de la dizque influenza.
Frustrado porque no me salía la demostración del polinomio de Legendre.
Sin planes de salir, porque no hay a donde ni con quién.
Harto de la tele, harto del internet, harto de estar en mi cuarto.

Como se han de imaginar, nada de eso ayudaba a mi depresión latente. Fue entonces cuando encontré un libro que mi primo me había prestado.

Lo tomé sin muchas ganas de leerlo pero convencido de que no había nada mejor que hacer me fui a tumbar al sillón de la sala a darle una hojeada.

El libro hablaba acerca de un sujeto en estado de coma que había arruinado su vida en una peda. Tocaba varios temas, pero el que más llamó mi atención fue su planteamiento de la valoración propia y el darme cuenta que yo me sentía de la misma forma que el personaje del libro, aunque no por los mismos motivos.

Me sorprendí a mi mismo de terminar el libro en una sentada siendo que soy el lector más lento de este mundo, pero me atrapó por completo. Al final el libro hizo una reflexión muy al estilo de de la autoayuda: "¿Qué estas esperando tu para ser libre y tomar el control de tu vida? ¿Una experiencia cercana a la muerte?"

En ese momento tuve un flashback a mi infancia. Concretamente cuando tenía 5 años.

Aquel día me encontraba yo jugando felizmente en casa de mis abuelos, llegó el momento donde comencé a tener antojo de algo dulce así que me puse a revisar todos los cajones de la casa en busca de alguna paleta o alguna pastillita azucarada.

Abrí el cajón de los calcetines de mi abuelo y encontré un empaque con unas pastillas amarillas. Las mastiqué creyendo que eran de piña o algo parecido pero tenían un horrible sabor amargo.

Blackout.

Tiempo después me enteré de lo que pasó. Mi madre me encontró azotándome en la pared con los ojos en blanco y la respiración acelerada. Inmediatamente supo que me había comido las pastillas para el corazón de mi abuelo. Tomó un taxi desesperada, me llevo al hospital donde trabajan mis tíos que por fortuna queda muy cerca de la casa donde nos encontrábamos.

A pesar de que todo ocurrió en menos de 15 minutos, cuando llegué al hospital mis tíos se dieron cuenta de que estaba clínicamente muerto. No tenía pulso ni respiración. Me metieron inmediatamente al quirófano y me hicieron un lavado gástrico de emergencia.

Recuerdo muy claramente la imagen cuando desperté. Tenía la cegadora luz trifocal apuntándome justo a la cara, no podía respirar pues tenía una sonda en la boca y mis tíos y otros médicos hacían lo posible por mantenerme tranquilo. Creo que luego de unos pocos segundos volví a quedar inconsciente porque no recuerdo nada más de ese día.

Entonces volví a mi mismo y observando la última página del libro me di cuenta que si a los 5 años fui capaz de sobrevivir algo como eso, no podía dejar que esta experiencia siguiera afectándome de la manera en que lo está haciendo.

Soy de las pocas personas que literalmente han muerto y regresado a la vida y siempre he tenido la idea de que cuando no te toca, ¡NO TE TOCA! Siento que a pesar de los momentos difíciles que uno puede estar atravesando, no existe nada que no se pueda superar. Claro que es difícil y muchas veces doloroso aceptar la vida, pero de todas esas caídas aprendemos algo y nos hacemos más fuertes.

Hoy di un paso más en mi recuperación emocional y aunque sé que todavía me queda un largo camino por recorrer, voy en la dirección correcta. Solo espero que el camino sea cada vez menos difícil…

Dedico este post a todos aquellos que se sienten emocionalmente atrapados en cualquier sentido y muy especialmente a mi madre, ya que de no haber sido por ella yo no les habría contado esta historia.